por Luis Grande
No es nuevo para nadie la situación económica mundial y la crisis que acongoja a millones de familias en el mundo entero. El cierre del año 2008 es un final de capítulo oscuro, deprimente, desolador y sobretodo triste.
Hoy, por ejemplo, leía que las 3 compañías automotrices más importantes de EEUU (General Motors Corp., Ford Motor Co. y Chrysler LLC) le pidieron a los legisladores norteameticanos, por segundo día consecutivo, que les otorguen una infusión masiva de efectivo que evite millones de despidos, las salve de la bancarrota y sanee financieramente a las compañías. Y es que la crisis le está dando palo a todo el mundo.
Pero el pensamiento más triste que invade mi mente en este momento es ¿Qué va a pasar con la Navidad? En el noticiero Univisión veía que en EEUU, las compras navideñas en de este año han sido las más bajas de la historia (incluso menores que las registradas durante la gran depresión del 29). Esto me pone a pensar ¿Qué le van a decir los padres a sus hijos? -"Mi amor, Santa está muy ocupado buscando trabajo este año, además no tiene suficientes ingresos para comprar el combustible de sus renos y por supuesto, no tiene para comprarte ni la bicicleta, ni el Nintendo Wii, ni siquiera el guante de beisbol que tanto has deseado".-
Por supuesto que desde siempre han habido niños que no han podido nunca tener una navidad con regalos, ese no es el punto exacto de lo que trato de decir, la pobreza crítica no es nueva y mucho menos lo son los niños que, mientras piden dinero en las calles, ven a los otros niños jugar con sus regalos navideños. Esto no es nuevo y estoy consciente de eso. Lo que quiero destacar es que, muchos niños que estaban acostumbrados a la navidad con Papá Noel (o niño Jesús para efectos latinoamericanos), no van a recibir la visita de su héroe navideño este Diciembre.
Definitivamente el problema está en esa costumbre. El capitalismo ha usado a Santa Claus como gran abanderado todas las navidades. Los propulsores del consumismo y el mercado crearon al generoso gordo bonachón del Polo Norte para generar toda una venta navideña que recupere los números del año. No, no exagero, la figura de San Nicolás es antigua y basada ciertamente en un obispo cristiano de origen griego llamado Nicolás, que vivió en el siglo IV en Anatolia, en los valles de Licia, en la actual Turquía. Pero en el Siglo XX, la empresa Coca-Cola encargó al pintor Habdon Sundblom que remodelara la figura de Santa Claus/Papá Noel para hacerlo más humano y creíble. Esta versión data de 1931 y es la que todo el mundo conoce. Fue en este momento cuando Santa comenzó a usar más sus ropas rojas y blancas y dejó atrás las verdes, las azules y las amarillas.
Así que, el renovado y comercializado Santa Claus, se volvió la imagen del consumo navideño y desde entonces, cada año, millones de padres deben comprar regalos para que sus hijos los abran en la noche buena y sigan creyendo en la magia.
Pero ¿qué va a pasar con la magia este año, en el que el capitalismo le ha fallado a los niños en su promesa de que cada vez que cae en crisis se auto-regenera? (No me malinterpreten, desde que me he dedicado a criticar al capitalismo me andan tildando de comunista y no, soy de los que considero que el socialismo es una falacia y que el comunismo es una utopía. Pero no se puede tapar el sol con un dedo) Este sistema le ha fallado a todos aquellos que, sin saberlo o a sabiendas, trabajaron sin cesar, consumieron y compraron para mantenerlo vivo y funcionando, esperando que, la mano invisible que lo auto-regula, les otorgue a todos los frutos y beneficios del mismo. Ahora todos estamos como los millones de niños que esperan al viejito Pascuero esta Navidad: Esperando que la magia continúe y que de una forma mística, todas esas cosas que le pedimos al espíritu de la navidad, aparezcan en nuestras medias, o debajo del arbolito.
¿Do you believe in Magic?
No es nuevo para nadie la situación económica mundial y la crisis que acongoja a millones de familias en el mundo entero. El cierre del año 2008 es un final de capítulo oscuro, deprimente, desolador y sobretodo triste.
Hoy, por ejemplo, leía que las 3 compañías automotrices más importantes de EEUU (General Motors Corp., Ford Motor Co. y Chrysler LLC) le pidieron a los legisladores norteameticanos, por segundo día consecutivo, que les otorguen una infusión masiva de efectivo que evite millones de despidos, las salve de la bancarrota y sanee financieramente a las compañías. Y es que la crisis le está dando palo a todo el mundo.
Pero el pensamiento más triste que invade mi mente en este momento es ¿Qué va a pasar con la Navidad? En el noticiero Univisión veía que en EEUU, las compras navideñas en de este año han sido las más bajas de la historia (incluso menores que las registradas durante la gran depresión del 29). Esto me pone a pensar ¿Qué le van a decir los padres a sus hijos? -"Mi amor, Santa está muy ocupado buscando trabajo este año, además no tiene suficientes ingresos para comprar el combustible de sus renos y por supuesto, no tiene para comprarte ni la bicicleta, ni el Nintendo Wii, ni siquiera el guante de beisbol que tanto has deseado".-
Por supuesto que desde siempre han habido niños que no han podido nunca tener una navidad con regalos, ese no es el punto exacto de lo que trato de decir, la pobreza crítica no es nueva y mucho menos lo son los niños que, mientras piden dinero en las calles, ven a los otros niños jugar con sus regalos navideños. Esto no es nuevo y estoy consciente de eso. Lo que quiero destacar es que, muchos niños que estaban acostumbrados a la navidad con Papá Noel (o niño Jesús para efectos latinoamericanos), no van a recibir la visita de su héroe navideño este Diciembre.
Definitivamente el problema está en esa costumbre. El capitalismo ha usado a Santa Claus como gran abanderado todas las navidades. Los propulsores del consumismo y el mercado crearon al generoso gordo bonachón del Polo Norte para generar toda una venta navideña que recupere los números del año. No, no exagero, la figura de San Nicolás es antigua y basada ciertamente en un obispo cristiano de origen griego llamado Nicolás, que vivió en el siglo IV en Anatolia, en los valles de Licia, en la actual Turquía. Pero en el Siglo XX, la empresa Coca-Cola encargó al pintor Habdon Sundblom que remodelara la figura de Santa Claus/Papá Noel para hacerlo más humano y creíble. Esta versión data de 1931 y es la que todo el mundo conoce. Fue en este momento cuando Santa comenzó a usar más sus ropas rojas y blancas y dejó atrás las verdes, las azules y las amarillas.
Así que, el renovado y comercializado Santa Claus, se volvió la imagen del consumo navideño y desde entonces, cada año, millones de padres deben comprar regalos para que sus hijos los abran en la noche buena y sigan creyendo en la magia.
Pero ¿qué va a pasar con la magia este año, en el que el capitalismo le ha fallado a los niños en su promesa de que cada vez que cae en crisis se auto-regenera? (No me malinterpreten, desde que me he dedicado a criticar al capitalismo me andan tildando de comunista y no, soy de los que considero que el socialismo es una falacia y que el comunismo es una utopía. Pero no se puede tapar el sol con un dedo) Este sistema le ha fallado a todos aquellos que, sin saberlo o a sabiendas, trabajaron sin cesar, consumieron y compraron para mantenerlo vivo y funcionando, esperando que, la mano invisible que lo auto-regula, les otorgue a todos los frutos y beneficios del mismo. Ahora todos estamos como los millones de niños que esperan al viejito Pascuero esta Navidad: Esperando que la magia continúe y que de una forma mística, todas esas cosas que le pedimos al espíritu de la navidad, aparezcan en nuestras medias, o debajo del arbolito.
¿Do you believe in Magic?
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